La extendida posesión de celulares inteligentes y la creciente popularidad de las transacciones digitales en la India han transformado la vida diaria en este país. Como ejemplo, apenas usamos el dinero en efectivo para pagar a los comerciantes o a los proveedores de servicios; solo apuntamos el celular al código QR que despliegan, entramos el importe seguido del código secreto y un par de segundos después, el dinero sale de una cuenta bancaria y entra en el otro.
Pero este fenómeno ha conducido a una incontrolada y superrentable industria de fraude digital. La mayoría de estafas se hace mediante llamadas. Los charlatanes poseen algunos datos personales del blanco y así consiguen hacerse pasar por banquero, policía etc. y convencer a las víctimas a revelar más información que termina en la pérdida de dinero. Durante los primeros nueve meses de 2024, indios perdieron el equivalente de 1.3 mil millones de dólares a estafas digitales.
Una de las modalidades de operación más convincentes, más intimidantes y que causan más daño es el fraude mediante el llamado detención digital. De la cifra ya mencionada, 190 millones de dólares se perdieron en 64,000 casos de este tipo de fraude durante el mismo periodo. Esta modalidad es tan rentable que se hace no solo por defraudadores dentro de India pero también por indios persuadidos a viajar a Camboya y Birmania por traficantes de personas para trabajar y luego obligados a realizar el fraude.
Pero, ¿cómo se ejecuta este fraude?
Pues, los ingredientes básicos que necesita el timador son el nombre y el número de la cédula nacional de identidad de la víctima, llamado Aadhaar. Si posee más datos personales, aún mejor. Llama a la víctima y asegura hablar por parte de un servicio de mensajería, como FedEx, en Mumbai (por eso, se llamaba antes el fraude FedEx). Comienza recitando el nombre, el número Aadhaar y otros datos personales que tiene y pide a la víctima que confirme que los datos son correctos. Cuando la víctima dice que sí son correctos, el estafador le dice que él tiene en su posesión un paquete para enviar a Taiwán (o cualquier otro país) con su nombre y dirección mencionado como el remitente y que un registro reglamentario del paquete reveló que contenía varios pasaportes (o drogas o mucho dinero en efectivo).
La víctima, sorprendida, responde que nunca envió ningún paquete a Taiwán y que alguien le habría suplantado. El estafador afirma que dada la gravedad del delito, no tuvo otra opción que informar a la policía y que la víctima tendrá que hablar con el oficial del departamento de antinarcóticos (o el departamento de crimen financiero) investigando el caso. Luego le dice que inmediatamente haga una videollamada via Skype a tal nombre de usuario para hablar con el oficial mencionado.
Ahora empieza la parte interesante. La videollamada la contesta una persona vestida de oficial de policía, con la bandera de India detrás de sí y el ambiente de la habitación es típica de una oficina en una estación de policía. De hecho, es el compañero del estafador. Se presenta como el oficial a cargo de este caso y muestra su documento de identidad. Le dice a la víctima que está acusada de tráfico de drogas (o lavado de dinero, financiamiento de terrorismo etc.) y, de ahí, han emitido una orden de detención en su nombre. Le muestra la orden, con membrete, sello y todo. Habla con autoridad, como suelen hacer los policías.
En el interrogatorio que sigue, el estafador le amenaza cárcel a la víctima si no sigue sus ordenes. Le dice que está acusada de un delito muy grave asociado con la seguridad nacional y por eso han decidido ponerla bajo detención digital. Eso implica no terminar esta videollamada bajo ningún pretexto sin el permiso del oficial de policía y no mencionar a absolutamente nadie el hecho de que está bajo investigación. Si incumple estas instrucciones, van a meterla en la cárcel por impedir la investigación.
Lo que no reconoce la víctima, es que ¡el concepto de detención digital no existe en realidad en la ley de India! El término detención digital está inventado.
Para ahora, la víctima está asustada. No tiene ninguna duda de que está hablando con un policía. Está convencida de que está en un gran apuro, se siente indefensa y no ve ninguna salida aparte de hacer todo lo que se le ordena hacer.
Luego, el estafador le manda revelar la cantidad de dinero que tiene en sus cuentas bancarias y el valor de todas sus inversiones. Después, le envía los detalles de una cuenta bancaria. Le manda liquidar sus inversiones y enviar el total a esta cuenta bancaria que abrió el banco central especialmente para investigar los aspectos financieros en crímenes como éste. Por supuesto, esto también es una farsa. De hecho, esta cuenta está bajo el control de los estafadores. En cuanto reciben el dinero, lo quitan en efectivo, lo envían a otras cuentas or lo convierten en criptomoneda.
La duración de la detención digital varía desde varias horas hasta muchos días. Las víctimas suelen perder gran parte de sus ahorros de toda la vida y para cuando informen a la policía real, ya es demasiado tarde y no pueden recuperar lo perdido.